domingo, 30 de marzo de 2014

UN LINARES EN LA GUERRA DE CUBA, ARSENIO LINARES Y POMBO

                               Archivo: Arsenio Linares, de Franzen.jpg


         1 de julio de 1898, aproximadamente 1072 españoles con el apoyo de dos piezas de artillería ligera, se enfrentaron a casi 11.000 soldados estadounidense reforzados con 4.000 mambises (insurrectos contra España), y la disposición de 12 cañones más 4 ametralladoras.


    La posición de San Juan, en la colina homónima, protegía el acceso a Santiago de Cuba. Los norteamericanos pensaron que sería fácil tomarla dado el número de efectivos en la defensa y lo mal protegida por otros accidentes orográficos y tropas de reserva; pero la heroica defensa del Teniente general Arsenio Linares y sus hombres, propició una enconada lucha, derroche de munición y táctica y abundantes bajas a los asaltantes.




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 A las 8 horas 20 minutos del día 1 de julio de 1898 comienza el ataque con el fuego de las piezas de artillería sobre el objetivo.

    Los jinetes del general Wheeler se vieron frenados por el certero fuego español, mientras los infantes del general Kent se ven duramente hostigados y deben replegarse y variar la ruta de acceso a la colina. El movimiento de flanqueo, solución táctica del atacante, es contrarrestado por la débil pero eficaz artillería española que, incluso, en fuego de contrabatería destruye piezas enemigas.

    El fuego español de artilleros e infantes, abrasa las oleadas de asalto. Pero es justo reconocer el arrojo por la conquista de unos tanto como la tenacidad heroica en la defensa de los otros. La tropa norteamericana queda diezmada y son sucesivos los cambios de jefatura en las unidades participantes por baja de los respectivos titulares. Las posiciones alcanzadas son insostenibles e imposible la espera a una resolución de la simultánea batalla por la posesión de El Caney, defendida con el habitual coraje por los españoles allí apostados. No tiene otra alternativa el mando norteamericano que ordenar el avance a pesar del fuego, aprovechando la enorme superioridad numérica y la certeza de la no aparición de refuerzos para aliviar la presión de los defensores. Al valor de los atacantes se opone el de los defensores, determinados a la resistencia a pesar de las cuantiosas e insustituibles bajas.

    La diferencia numérica decide el resultado, por lo que los pocos defensores todavía útiles en el manejo de las armas abandonan la posición para no ser tomados de revés y hechos prisioneros.

    El resto de la línea está empeñado en el mismo duro combate.

    En vista de la resistencia, de todo punto inesperada, sobre las 13:00 horas se desencadena el fuego artillero de los americanos y las fuerzas avanzan, pero son barridas por el fuego español, matando e hiriendo incluso al general Wikoff y otros dos jefes de columna y poniendo en fuga al primer batallón del 17 regimiento.

    El número manda. El Teniente general Linares observa el penoso estado de la defensa y los defensores, barridos por los cañones y el empuje de tanto atacante. Ordena a los guerrilleros montados que avancen para proteger la retirada y salvar las piezas que tan bien se han desempeñado en el combate. La mayoría de jinetes cae en el intento, pero al fin logran su propósito.

    La segunda línea española entra en duelo de fusilería con la vanguardia norteamericana. La falta de hombres es tal que se recurre al concurso de cien convalecientes de los hospitales. Es preciso rehacerse, y lo hacen los nuestros con inusitado valor dadas las circunstancias adversas. Y se contraataca a la desesperada. Una carga a la bayoneta a la orden del heroico capitán Patricio de Antonio; sólo sobrevivirán 6 hombres. Otra carga suicida, la del Capitán de Navío Bustamante y su Compañía, rechazada con sensibles pérdidas, entre ellas las del heroico jefe, que de herida en el vientre morirá el 19 de julio; por su gesta se le concede la Cruz Laureada de San Fernando individual.

    A todo eso, la defensa de El Caney debe ser recordaba como otro episodio heroico que demoró la toma de la colina y, de alguna manera, permitió salvar de la muerte o el cautiverio a los españoles que alcanzaron en primera instancia la protección de la capital cubana.

Blocao en la colina de San Juan.
Charge of the 24th and 25th Colored Infantry, July 2, 1898, depicting the Battle of San Juan Hill. Lithograph by Chicago printers Kurz and Allison, 1899.
Blocao en la colina de San Juan.



La batalla se hizo famosa en EE.UU., disimulando la propaganda oficial las más de 1.700 bajas inflingidas por los españoles, un desgaste tremendo. El futuro presidente Theodore Roosevelt, voluntario al frente de la unidad de los Rough Riders, reconoció que "en este día los españoles han demostrado ser unos bravos enemigos, dignos de honor por su bizarría".

    Concluye Antonio Carrasco García en su obra En guerra con Estados Unidos. Cuba 1898, que los combates del 1 de julio produjeron en las filas americanas una profunda desmoralización. La durísima defensa de los españoles en aquellas posiciones supuso un golpe brutal el entusiasmo norteamericano al poner pie en la isla. La realidad de la guerra se abrió a sus ojos con toda crudeza. Tal es que el 3 de julio, Roosevelt escribe al senador Henry Cabot Lodge: "Diga al presidente que, por amor del cielo, nos envíe cada regimiento y, sobre todo, cada batería que sea posible, Hasta ahora hemos ganado con un alto coste, pero los españoles luchan muy duramente y estamos muy cerca de un terrible desastre militar; debemos recibir ayuda, miles de hombres, baterías y comida y munición."

No esperaban los norteamericanos tamaña proeza en los defensores, y así les costó muy caro la toma de esta colina y las posiciones de la línea defensiva de Santiago de Cuba, orgullosa de sus héroes.




QUIERES SABER MAS....
              http://www.eldesastredel98.com/capitulos/caribe3.htm

              http://memoriablau.foros.ws/t8285/un-krasny-bor-en-el-desastre-del-98/






Cuba

Máximo Gómez, comandante militar cubana y Arsenio Linares, el general español, Guerra de la Independencia, 1895-1898 cubana.  Tarjeta de la Educación, finales de los 19 o principios del siglo 20.





1 comentario:

  1. Orgulloso de ser descendiente del Teniente General Arsénio Linares y Pombo

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